Tú no eres la talla de tu bra ni eres la anchura de tu cintura. No eres el color de tu cabello, el color de tu piel o el color de tu labial. No te defines por la cantidad de atención que obtienes de los hombres o de las mujeres. No eres el número de sentadillas que puedes hacer ni el número de calorías que comes al día. No eres tu bigote, no eres el vello en tus piernas, no eres ese diminuto vestido rojo. No eres el amalgama de estas cosas. Eres el contenido de tu personalidad. Eres las ambiciones y los sueños que tienes. Eres las cosas con las que sonríes y las palabras que dices. Eres los pensamientos y los sentimientos que tienes. Eres hermosa y deseable por el brillo de tu vida que te lleva a hacer que todo valga la pena. Eres hermosa no por la complexión de tu cuerpo, si no por el volumen del alma que lleva dentro.
Anónimo.
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