Albercas, playa, sol de verano, vacaciones y sandia, si ese crujiente fruto rojo
decorado con sus molestos y odiados acompañantes, las semillas, que bien,
utilizamos para lanzar con nuestra boca como metralleta.
digamos que disfrutar este manjar no es del todo fácil, tiene cuidadosos pasos
para poder deleitarnos con su interior, primero tomamos un cuchillo de gran
tamaño y con fuerza lo clavamos en su centro, como asesinos seriales, partiendola
en dos y dejando derramar ese liquido rojizo, haciéndonos agua la boca.
tomamos un trozo del fruto y comenzamos a sentir ese ¡BUM! de sensaciones
en nuestro paladar, que despierta nuestros sentidos, transportándonos a un sitio fresco
y tropical, que hasta sentimos la arena en nuestros pies y la música hawaiana de fondo.
Cuando por fin tragamos el trozo y volvemos a la realidad, pero dejando la sensación
de seguir el viaje de sabor con cada mordida aprovechando las propiedades antioxidantes
que le brinda a tu cuerpo.
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